Hay dos
palabras que nunca decimos lo suficiente. Perdemos el tiempo albergando viejos
rencores, antiguos celos o envidias que nos queman y nos echan a perder, y sin
embargo no somos conscientes de lo necesario que es decir y escuchar esas dos
palabras que tantas veces olvidamos.
Y todas
las personas lo anhelan; y no importa cuando, porque no existe el momento ideal
ni tampoco un mal momento. Porque llegará el día en que todo lo que cuente será
eso, el amor, el que hemos dado a los demás y si hemos sido capaces de salir de
nosotros mismos para darnos en cuerpo y alma a aquellos que nos rodean.
Porque puede que todo cambie después de pronunciarlas y nada sea igual, pero no todos los cambios son malos.